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Mujer y tecnología forman una combinación perfecta

Como diseñadora industrial en la NASA, Molly Harwood se enfrenta a desafíos hercúleos. 

Afortunadamente, ya no es raro encontrar mujeres los campos técnicos. A pesar de todo, sigue habiendo gran cantidad de estereotipos de género en lo relativo a la orientación profesional: por ejemplo, mientras que se supone que a las mujeres les gusta utilizar su imaginación, se dice que los hombres son más prácticos. Sin embargo, muchos trabajos en el campo industrial combinan estos dos mundos supuestamente independientes. Para tener éxito, es necesario cuestionar el statu quo y descubrir nuevas soluciones creativas: esto también significa que hay que ser curioso, dar una oportunidad a las cosas, y divertirse dando vueltas a un problema. La diseñadora industrial estadounidense Molly Harwood de la NASA disfruta haciendo precisamente eso, y ha llegado a lo más alto en su carrera. Después de la directora de ingeniería K. J. Cocke y de la ingeniera industrial Fabiola Calderón, Harwood es el tercer personaje femenino inspirador que aparece en nuestra serie de publicaciones dedicadas a este tema.

Obtener una perspectiva práctica es fundamental

Diseñar para entornos extremos es una de las tareas más duras que pueden encontrarse en este campo

Harwood no siempre tuvo en mente dedicarse a una ocupación técnica. Al principio su pasión era dibujar. «Estudié en la Escuela de Diseño de Rhode Island y allí me decanté al principio por la ilustración», dice Harwood. «Pero comencé a interesarme por el diseño industrial cuando empecé a hacer cosas. Creo que mi escuela hace verdadero hincapié en aprender de la experiencia práctica». Esto está en consonancia con numerosos estudios que ilustran que las mujeres en particular utilizan su creatividad y sus habilidades de comunicación para resolver problemas de ingeniería. Es de vital importancia que las estudiantes tengan la oportunidad de adquirir perspectiva del mundo práctico del trabajo, pues muchas veces es el primer paso que les permite acceder a una carrera en los sectores de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.

Para Harwood, ese primer experimento supuso toda una revelación. Después de toparse con el diseño industrial por primera vez, empezó a buscar constantemente nuevos desafíos. «Quería diseñar cosas que fueran incluso más «extremas» o eficientes que todo lo que ya existía», explica. Harwood se sentía particularmente atraída por la idea de mejorar la eficiencia de los productos diseñados para condiciones difíciles. Por eso le pareció de lo más natural dirigir su atención al espacio exterior, donde los objetos altamente resistentes no son una opción, sino una obligación, para la supervivencia. «Decidí aceptar el puesto en la NASA porque representaba un enorme desafío. Diseñar para entornos tan extremos es una de las tareas más duras que pueden encontrarse en este campo», señala. «Uno nunca tiene toda la información práctica que se necesita para el diseño, y tampoco sabe a qué tendrán que enfrentarse los astronautas en esas condiciones».

Inspirando a las mujeres para que emprendan profesiones técnicas

Cada día surgen nuevos desafíos, y esto es lo que más me motiva

Estos desafíos de enorme envergadura constituían la oportunidad perfecta para que Harwood siguiera ampliando sus conocimientos y perfeccionara sus aptitudes como diseñadora industrial. Una vez más, la experiencia de Harwood coincide con la realidad. Disponer de oportunidades atractivas que permitan desarrollar las aptitudes y escalar peldaños en la carrera profesional es fundamental para retener mentes femeninas inteligentes en los campos técnicos. Es posible que algunas de ellas se resistan a la idea de tener que aportar constantemente soluciones creativas a problemas que conllevan tantas variables desconocidas, pero, en el caso de Harwood, este hecho es precisamente un aliciente: «Cada día surgen nuevos desafíos, y esto es lo que más me motiva».

En esencia, diseñar para el espacio es «muy complicado y un proceso muy largo», dice Harwood. Al mismo tiempo, su trabajo se ve recompensado con creces, en particular, cuando consigue avances en el desarrollo de objetos que ayudarán a los astronautas a registrar datos en el espacio exterior. Al fin y al cabo, con esa labor nos está ayudando de manera decisiva a conocer mejor el universo. «Cada día nos acercamos un poco más, y eso es emocionante. Estoy muy orgullosa de formar parte de esto», dice Harwood.

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