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El impacto de la digitalización en la producción

No hay lugar para el pesimismo: cómo puede la producción beneficiarse de la digitalización.

En una entrevista con ZEIT ONLINE, el economista Till Leopold habla de la digitalización: “La automatización no compite con el trabajo que realizan las personas, sino que lo amplía. El uso de máquinas y tecnología digital hace que los trabajadores sean más eficientes y puedan producir más”. Cree además que el hecho de que los ordenadores asuman operaciones rutinarias podría generar un “nuevo espacio para la creatividad y el pensamiento estratégico”. Esto suscita otra cuestión clave: existe un alto grado de incertidumbre. No obstante, ya podemos establecer algunas premisas razonables acerca de las consecuencias de la digitalización. Durante estas últimas semanas, hemos analizado temas como los efectos para la ingeniería (ingeniería digital) y el riesgo que corren las empresas que no reaccionen con rapidez a la transformación digital. ¿Pero cuáles son las consecuencias de la digitalización para la producción, es decir, para el lugar donde efectivamente se añade valor?

Digitalización de la producción: las fábricas inteligentes

inteligente. Los sistemas ciberfísicos (CPS) desempeñan un papel crucial en este proceso. Todos los componentes de producción deben estar interconectados por una red digital, que permita su continua localización y evaluación. En el caso del mantenimiento predictivo, esto permite predecir con exactitud los tiempos improductivos de las máquinas. Apenas unas pocas anomalías en los datos de rendimiento bastan para detectar un fallo inminente. El tan pregonado concepto de la fábrica inteligente descansa en última instancia en la premisa de que la inteligencia artificial es capaz de interpretar y optimizar procesos de forma autónoma. En rigor, hoy por hoy eso todavía no es así. Además, no siempre es aconsejable una automatización total de esta índole. Es necesario ponderar todos los factores que intervienen.

El suministro de información digital demuestra lo estrechamente relacionadas que están la digitalización y la ergonomía.

Hay algo en lo que nunca es suficiente insistir: al final, los humanos son insustituibles. Ninguna máquina actual iguala sus capacidades cognitivas. Esto es especialmente evidente en procesos de trabajo que requieren mucha complejidad motora, lo que incrementa todavía más la importancia del banco de trabajo manual y de la ergonomía en la industria. El diseño de bancos de trabajo ergonómicos en la producción y la digitalización también están estrechamente interconectados. Este aspecto, que a menudo se pasa por alto, se aprecia claramente en el suministro de información digital, por ejemplo a través de un monitor. Si un trabajador necesita utilizar un monitor con frecuencia, es aconsejable situarlo en su campo directo de visión. Si se coloca a un lado, rápidamente se adoptarían posturas forzadas que producirían perjuicios físicos. En este caso puede ser útil emplear un brazo para monitor escamoteable, ya que permite un posicionamiento a medida.

Digitalización de la producción: los “cobots” como amigos y ayudantes

Los robots suelen considerarse el símbolo más conocido de cómo la digitalización está expulsando a los humanos de la producción. Pero esto no es exactamente así. Los “cobots” —como también se conoce a los robots colaborativos— de hecho demuestran que la digitalización enriquece y potencia la producción. Están diseñados para aliviar la presión que sufren sus compañeros humanos por todos los medios posibles. Los cobots realizan actividades peligrosas o que no son ergonómicas. Un pionero en este campo es el Prof. Sami Haddadin, catedrático de Robótica e Inteligencia de Sistemas en la Universidad Técnica de Múnich. Los cobots de Haddadin tienen articulaciones provistas de sensores altamente sensibles que perciben su entorno con la máxima precisión. De este modo, se evitan las colisiones entre los trabajadores y los cobots y ya no es necesario disponer de defensas. No es necesario programar los conocimientos, ya que los propios robots son capaces de aprender los procesos observándolos.